Hace unos días una seguidora me preguntó cómo nacieron los hashtags #HastaElToto y #NoSoyUnRol que utilizó en mis publicaciones de Instagram e, indirectamente, cuál es la causa de mi “activismo”.
Ya os habréis dado cuenta de que mi enfoque feminista incide mucho en la faceta de la maternidad. Siempre he reconocido (aunque esto a veces haya levantado ampollas y desconcierto), que la maternidad quita tanto como suma…
Mi activismo nace como consecuencia de mi propia transformación personal. Creo que es en nuestro papel dentro de la familia y, más concretamente, en nuestra faceta de madres, donde más se nos encapsula a las mujeres.
El de madre es, ciertamente, un rol preestablecido socioculturalmente (y casi una obligación social para nosotras, como la de tener pareja), con exagerados tintes patriarcales, que no nos permite ser diversas, tal y como somos las mujeres antes (y después) de experimentar la #maternidadReal.
Visibilizar es básico para no normalizar situaciones de desigualdad. Y hacer tribu, súper importante para ganar apoyo y fuerza.
Mi activismo es de carácter práctico para nosotras, se puede aplicar con facilidad e inmediatez en el día a día. Se basa en un cambio de enfoque y de actitud ante la percepción que tenemos de nosotras mismas, nuestras necesidades y deseos, derechos y obligaciones. Anima a hacer autocrítica y ser conscientes de que deconstruirnos es necesario para llegar a ser libres.
Conocernos primero a nosotras mismas para poder romper cadenas y poder ser cada una como realmente es, porque solo así todas seremos verdadera e individualmente libres para ser como queramos ser, cada una de nosotras, sin tener que encajar en ningún rol.
Por otra parte, tiene un objetivo también a largo plazo… La insistencia que hago en la educación como factor fundamental de cambio no es casual. Soy persona, mujer… y madre. Deseo una sociedad mejor para mí misma, sí; pero también un mundo y un futuro mejor para mi hijo. No creo que educar en igualdad para cambiar el mundo sea una utopía inalcanzable.
Sencillamente hay un tiempo para dejar que sucedan las cosas y un tiempo para hacer que las cosas sucedan. Y el futuro se cocina hoy, en nuestro presente. En nuestros hogares, en el ejemplo y los valores que transmitimos a nuestres hijes. ¿Qué es lo que ven en casa? ¿Coincide lo que les decimos con lo que hacemos nosotras mismas?
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