Hoy os voy a enseñar un juego emocional que nos llegó a casa hace muy poquitos días de MutKids, sus propios creadores: La Gincana de las Emociones, un juego ideado para ayudar a identificar, expresar y compartir emociones, estados de ánimo y sentimientos de una manera divertida.
La Gincana de las Emociones
La Gincana de las Emociones es el último y más reciente juego de mesa creado por MutKids, una firma de juegos dedicada a la educación emocional de los niñxs y sus familias de la que ya os hablamos en un post anterior.
El juego tiene un formato compacto ideal para transportar y llevar a cualquier parte y es que admite dos posibilidades de juego: en interior y en exterior. Se puede jugar desde los 5 años, a partir de 2 jugadores y sin límite de participantes. Todo lo cual multiplica las opciones de juego.
El juego consta de:
- 16 cartas para jugar en espacios de interior.
- 16 cartas para jugar en espacios de exterior.
- 10 cartas con pruebas.
- 4 cartas en blanco para personalizar dibujando nuestros propios espacios de interior y/o exterior.
- 1 carta de fin de juego.
- 1 manual de instrucciones.
Cómo se juega
Bueno, me imagino que todxs sabéis en qué consiste el juego de la gincana: se esconden una serie de pruebas, retos o desafíos que hay que ir superando y al tiempo que encontramos los retos se nos da una nueva pista para encontrar la ubicación o el escondite del siguiente. Quien antes descubra todas las pistas y complete con éxito todas las pruebas, es el vencedor (y, generalmente, se lleva un premio).
Pues La Gincana de las Emociones se basa en la misma dinámica de juego pero se trata de una gincana muy especial, porque es una gincana emocional. Es decir: los retos que tienen que ir superando lxs peques (¡y lxs adultxs que participen!) están relacionadas con la expresión de sentimientos.
Lo primero que tenemos que hacer es seleccionar las cartas con las que vamos a jugar (se recomienda esconder 5 ó 6 cartas). Cogemos el mazo de interior o el de exterior dependiendo del lugar en el que se desarrollará el juego.
Las cartas de interior (borde azul) muestran espacios, muebles u objetos que se pueden encontrar fácilmente en cualquier casa: un sofá, una estantería, una nevera, una mesilla de noche, un escritorio, una silla, etc.
Las de exterior (borde rosáceo) representan elementos y escenas que son habituales en jardines, parques y áreas infantiles: columpios, árboles, farolas, bancos, plantas, piedras, etc.
Una vez elegido nuestro mazo, escogemos aquellas cartas cuya ilustración nos venga bien porque haya en el escenario objetos con los que se identifiquen (por ejemplo: cogemos la de la televisión, la bañera, la lavadora y una lámpara porque vamos a jugar dentro de casa). Si queremos ubicar alguna pista en un lugar que no aparece representado en las ilustraciones, podemos dibujarlo en las cartas en blanco (¡usad un rotulador deleble para que nos duren mucho tiempo!).
También escogemos las cartas de prueba o desafío. Cogemos una carta menos que el número de tarjetas ilustradas que vayamos a utilizar (porque la primera de ellas se da en mano y no acompaña a ningún reto).
Una vez preparada la gincana, damos en mano la primera de las cartas a lxs participantes. Por ejemplo: la televisión.
Entonces los participantes acudirán a este lugar para encontrarse en el televisor (o cerca de él) su primer reto. Y junto a la tarjeta de pruebas encontrarán otra carta ilustrada con el lugar donde deben buscar para encontrar el siguiente desafío, una vez que superen la prueba propuesta.
Así lxs jugadorxs van superando pruebas relacionadas con el desarrollo emocional y dirigiéndose a la siguiente ubicación indicada en cada carta.
El juego termina con la realización de la prueba de la última tarjeta, que se acompaña de la carta de final de la gincana.
Como veis es un juego muy sencillo y divertido que anima a padres e hijos a entablar diálogo, expresar emociones y sentimientos, conocerse mejor entre a sí mismos y a los demás, reforzar el vínculo familiar (o entre compañeros y amigos) y potenciar el trabajo en equipo y las relaciones horizontales.
Es un juego maravilloso especialmente para jugar en familia, ya que durante su desarrollo vemos a nuestros hijxs abrazarse, reír, compartir y expresar sentimientos mientras se divierten jugando. Además es un juego con el que podemos practicar idiomas ya que, como podéis ver en las imágenes, es multilingüe.
Sin embargo, como recurso en el aula también me parece un instrumento fantástico, sobre todo en las edades comprendidas entre los 5 y los 10 años en lxs que muchxs peques ya saben (más o menos), identificar las emociones principales pero aún les cuesta manifestarlas, expresarlas y compartirlas, todo lo cual es primordial para poder gestionarlas.
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