Soy un cerdito es una de las últimas novedades editoriales de Flamboyant, un cuento que nos permite mostrar a l@s niñ@s la importancia de los hábitos de higiene y las consecuencias naturales de sus actos de acuerdo a la pedagogía Montessori.
Soy un cerdito
¿Por qué todo el mundo sale corriendo en cuanto me ve? Un álbum hilarante para reflexionar sobre los hábitos y costumbres donde animales y humanos se intercambian los papeles.
Soy un cerdito es un álbum ilustrado maravilloso con unas coloridas y expresivas ilustraciones a página completa y doble página, que muestran a l@s peques las consecuencias de no tener unos correctos hábitos de higiene.
El cuento nos va mostrando lo que sería un día completo en la vida de un niño que no quiere lavarse, ni cortarse las uñas, ni comer con cubiertos, ni peinarse, etc.
En cada página opuesta, como contraposición, la ilustradora nos muestra unos animales civilizados que cumplen a la perfección con las costumbres y normas sociales.
El pequeño va justificando cada uno de sus actos alegando que los animales no hacen nada de eso y son felices… Pero claro, por algo los seres humanos no somos animales, ¿verdad?
Como muchas veces me preguntáis por títulos con los que trabajar con los peques aspectos de la pedagogía Montessori o la Disciplina Positiva me ha parecido interesante destacar precisamente los aspectos de este álbum ilustrado de la editorial Flamboyant por cuanto ilustra muy bien el tema de las consecuencias naturales, es decir: aquellas ocasiones en las que permitimos (porque no es peligroso ni insano para el niño o la niña) que l@s peques experimenten las consecuencias naturales de sus actos (por ejemplo: pisar la arena caliente de la playa sin las chanclas) para hacer que aprendan de las mismas evitando las amenazas y los castigos.
En este caso, por ejemplo, la consecuencia natural para el protagonista del cuento es quedarse solo ya que no se comporta de forma civilizada y educada. Como no se lava, huele mal; como no recoge su ropa, no tiene ropa limpia que ponerse, etc.
Evidentemente, con niños muy pequeños el tema de las consecuencias naturales no funciona, ya que no podemos permitir dejarles experimentar las consecuencias naturales de salir a la calle en invierno sin abrigo o de gatear cerca de una escalera; y a ellos no les importa estar despeinados o tener desordenada la habitación; pero nunca está de más irles proporcionando lecturas ilustradas por medio de las que podamos irles mostrando la importancia de los buenos hábitos y dejarles ir experimentando las consecuencias naturales poco a poco, a medida que veamos que van madurando.
Por ejemplo: el otro día mi hijo no quería comerse las verduras. Muy bien. Yo le dije que podía elegir entre comérselas y no comérselas, pero que no iba a cambiarle el plato por ninguna otra cosa. Evidentemente el niño se levantó de la mesa y se fue a jugar. Sin tocar las verduras. Yo no me enfadé, no discutí con él y no le castigué.
Al rato (mucho antes de su hora habitual de la merienda) estábamos jugando y me dijo que tenía mucha hambre. Yo entonces no corrí a prepararle la merienda (que ese día era de yogur y frutos secos), ni le di en compensación por la verdura algo que le gustara mucho para merendar. Tampoco le dije “¡Claro, es que no te comiste las verduras!” o “¡Ya te lo dije!”, ni nada de eso; porque entonces en lugar de experimentar las consecuencias naturales de su propia decisión de no comer (que era pasar hambre), el niño asociaría el hambre a un castigo (y el castigo a mí). Simplemente le dije, amablemente, que podía imaginarme que tenía hambre porque era natural tener hambre cuando se come poquito y que faltaba poco para la merienda.
Se puso un poco berrinchoso, evidentemente (es un niño). Yo no cedí. Cuando llegó la hora de la merienda, le di un yogur y nueces. A la hora de la cena preparé un filete de pollo a la plancha y de nuevo verdura (en casa nuestro acompañamiento para todos los platos siempre es verdura). Y sí, esa vez se comió la verdura sin rechistar porque había aprendido que si no lo hacía, pasaba hambre. XD
¿Son las consecuencias naturales eficaces al 100%, siempre y en todos los casos? Pues no. ¿Mi hijo desde ese momento empezó a comerse siempre todo lo que le ponía en el plato? Ya me gustaría, pero no. ¿Son mucho más eficaces que la discusión, los gritos, las amenazas y los castigos? Pues sí. Rotundamente sí. Para empezar evitamos un berrinche obligando a un niño a hacer algo que no quiere en un momento en el que no le apetece (mi hijo se había comido el pescado de su plato, por lo que estaba razonablemente saciado y no sentía la necesidad de comerse las verduras).
Para continuar evitamos una lucha de poder ya que l@s peques aprenden como consecuencia de sacar conclusiones por sí mismos y experimentar las consecuencias de sus propios actos (no como, luego tengo hambre) y de esta forma, que es mucho más respetuosa que un castigo o un grito, ell@s mism@s van aprendiendo a recapacitar y a reflexionar sobre el por qué es necesario hacer ciertas cosas.
Bueno, pues el caso es que este me parece un álbum ilustrado para mostrarles el tema de las consecuencias naturales de una forma gráfica, expresiva y divertida. Otro título que también es genial para trabajar las consecuencias naturales con l@s niñ@s es Esto no es una selva, de la misma editorial.
Ficha del libro
- Título: Soy un cerdito
Autora: Eva Santana
Ilustradora: Carmen Saldaña
Traductor: Carlos Mayor - Editorial: Flamboyant
- Fecha de publicación: Marzo 2018
- Categoría: Infantil, Álbum ilustrado, Higiene, Hábitos, Rutinas, Consecuencias naturales
- Formato: Tapa dura
- Tamaño: 25 x 23 cm
- Páginas: 36
- ISBN: 978-84-946815-7-8
- Precio: 14,90 €
La entrada “Soy un cerdito”, un álbum ilustrado para hablar de las consecuencias naturales (de nuestros actos) con nuestr@s hij@s se publicó primero en Una Mamá Novata.