El rey Manuel I ha encargado a los maestros artesanos de Portugal la construcción y restauración de muchos edificios de gran belleza. Lamentablemente, el rey Manuel murió antes de que se iniciara su declaración de amor a la familia real, el Pabellón de Verano. Así se nos presenta Azul, Pabellón de Verano, la tercera parte del prestigioso juego de mesa Azul.
Azul Pabellón de Verano
Azul es una colección de juegos diseñada por Michael Kiesling y distribuida en España por Asmodee Ibérica. En Azul Pabellón de Verano, los jugadores tienen la tarea de construir los pisos de la obra maestra sin construir del Rey.
Usando la misma dinámica de juego que toda la serie Azul, los jugadores deben seleccionar cuidadosamente los materiales más bellos y evitar el despilfarro de suministros. ¡Solo los mejores artesanos estarán a la altura del desafío!
Sin embargo, en esta edición del juego nos encontramos ciertas variantes que, sin complicar demasiado sus reglas, hacen más rica su jugabilidad y más apetecible su rejugabilidad. Como todos los juegos de la serie Azul, Pabellón de Verano permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de entre 30 y 45 minutos.
El precio de venta al público es de 39,99€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Azul Pabellón de Verano de Asmodee Ibérica, que la propia editorial nos ha cedido amablemente. Procedamos pues a evaluar lo que nos ofrece el juego, no sin antes agradecer a Asmodee Ibérica la copia que posibilita esta reseña.
Contenido
El juego se presenta dentro de una caja de cartón cuadrada (muy bien compartimentada para guardar los diferentes elementos de juego) y de medianas dimensiones (26×26×7 cms.). En su interior, encontramos los siguientes elementos de juego:
- 132 Piezas o losetas (de resina).
- 4 Tableros Individuales (de cartón).
- 1 Tablero de Puntuación (de cartulina).
- 1 Marcador de Jugador Inicial (de resina).
- 9 Expositores de Fábrica (de cartón).
- 4 Marcadores de Puntos (de madera).
- 1 Bolsa (de lino) para guardar las piezas.
- 1 Torre de Descarte (de cartulina).
- 1 Marcador de Ronda (de madera).
- 4 Fichas de 80 Puntos (de cartón).
- 1 Reglamento de juego.
Preparación de la Partida
Se coloca en el centro de la mesa un numero de losetas de expositor dependiente del número de jugadores (5/7/9 losetas para 2/3/4 jugadores). A su lado, se despliega el tablero central.
Se meten todos los azulejos en la bolsa y se sacan 10 de ellos, que se colocan en la estrella del tablero central. Sobre cada loseta de expositor se colocan 4 azulejos de la bolsa.
Cada jugador recibe un tablero personal, elige un color y coloca el marcador de puntos de victoria correspondiente en la casilla de valor 5. Se coloca el marcador de rondas en la casilla de valor 1 del track de progreso. Por último, se forma una reserva de fichas de 80 puntos.
Finalmente se coloca a un lado la torre, se escoge al jugador inicial de forma aleatoria y se le entrega la ficha identificativa. ¡Ya podemos comenzar!
Dinámica de juego
Azul, Pabellón de Verano toma el mismo diseño y los principios mecánicos de Azul: se proporciona un suministro de losetas (fichas de juego), estructurado en zonas con 4 piezas de 5 tipos. Los jugadores tienen que escoger todas las piezas de un color para colocarlas en un tablero personal (siendo penalizados por las que no se puedan colocar).
La modificación que introduce Azul Pabellón de Verano, es que dispone de un 6º tipo de pieza y unos patrones en forma de estrella. Estas estrellas muestran 6 espacios (cada uno numerado del 1 al 6). Para poder colocar una pieza en uno de estos espacios, es necesario haber acumulado tantas piezas de dicho color como el valor del espacio.
Los patrones vienen reflejados el Tablero Personal de cada jugador (que se compone de una estrella central de 6 puntas con otras 6 estrellas de 6 puntas rodeándola). Cada una de las puntas de las estrellas están numeradas del 1 al 6 y entre los huecos de las estrellas hay una serie de ornamentos (ventanas, estatuas y fuentes).
Cada una de las estrellas periféricas también muestra un color de fondo correspondiente a alguna de las piezas de azulejos, mientras que la estrella central no tiene asociado un color correspondiente con las piezas. En esta estrella central los jugadores podrán ocupar espacios con todos los colores, pero no podrá repetirse color.
Cuando se coloca una pieza, se anotan tantos puntos como piezas conectadas directamente (adyacentes) haya dentro de una estrella (gracias a que las haya conectado, o unido, la recién colocada).
Los azulejos se disponen en las Fábricas, que son expositores o suministros, compuestos por una serie de Losetas de Expositor. Al comienzo de cada ronda se colocan en ellas una serie de azulejos. El concepto clave es que un jugador solo podrá tomar azulejos de un único color y de un solo expositor en cada turno.
Cuando esto ocurra, los azulejos de otros colores que quedasen en el expositor, pasan al suministro central. A la hora de tomar piezas, siempre se podrá escoger, además (si hay disponible) una pieza del color comodín de la ronda en curso.
La partida dura 6 rondas y en cada una de ellas uno de los colores funciona como comodín (sirve para completar otros colores). Al final de cada ronda, un jugador puede almacenar hasta 4 piezas para la siguiente (el resto le hará perder puntos de forma directa). Al final de la partida hay bonificaciones en función de las estrellas y completadas los espacios conectados (de valor 1, 2, 3 y/o 4) de todas las estrellas.
Esto es, a grandes rasgos, la dinámica general de juego: hacer acopio de estos azulejos para poder conformar una serie de patrones. En cada ronda, uno de los colores actúa como comodín y puede utilizarse para completar patrones de otros colores.
Por último, se dispone de un Tablero Central que muestra en su borde el clásico track de puntuación con casillas numeradas del 0 al 79. En su interior, en la banda superior, encontramos el track de progreso con 6 casillas correspondientes a las 6 rondas de la partida.
Cada ronda marca un color de piezas como comodín. En el centro encontramos una estrella de 10 puntas sobre la que se colocará un suministro para las bonificaciones. Estas bonificaciones se muestran en la zona izquierda y se reciben cuando un jugador rodee completamente alguno de los ornamentos de su tablero personal (según el ornamento se tomarán 1, 2 ó 3 piezas de este suministro). En la zona derecha encontramos las bonificaciones de final de partida, tanto por estrellas completadas; como por espacios con un valor concreto ocupados en todas las estrellas.
Cada 1 de las 6 rondas de la partida de Azul Pabellón de Verano se estructura en 3 fases: adquisición de azulejos, colocación de azulejos y mantenimiento (se avanza en el marcador y se reponen los azulejos de los expositores). Todo esto de forma muy resumida, ya que cada fase tiene reglas muy concretas (así por escrito parece un juego muy complejo, pero todo es cogerle el truquillo). La partida finaliza al término de la 6ª ronda. Los jugadores anotan entonces los puntos de bonificación que nos indica el reglamento y el jugador con más puntos es el vencedor. En caso de empate, se comparte la victoria.
El juego también dispone de un modo avanzado (se juega con la otra cara del tablero y los jugadores pueden decidir, primero, si una estrella es multicolor o de un solo color), pero las bonificaciones de final de partida se mantienen.
Opinión Personal
Azul Pabellón de Verano llega tras el abrumador éxito de Azul y la aceptable aceptación de Azul Vitrales de Sintra. La esencia de Azul se mantiene en toda la serie, tanto en su diseño como en su mecánica de juego.
Ya en la segunda versión de Azul, Kiesling elevó un poco el nivel de complejidad a la hora de tomar decisiones (para evitar un juego en el que se pudiese participar en modo piloto automático). En esta versión, en cambio, se ha optado por establecer una duración preestablecida.
En tanto en Azul la duración de la partida depende de los jugadores (cuando uno de ellos completa una fila de su patrón, la partida entra en su recta final; pero si los jugadores se ponen de acuerdo, el juego se puede alargar demasiado); en esta ocasión se ha visto conveniente poner un tope en cuanto al número de rondas (como ya sucedía en Azul Vitrales de Sintra). Por eso una partida a Azul Pabellón de Verano consta exactamente de 6 rondas.
También se mantiene otra de las novedades mecánicas de Vitrales de Sintra: la bonificación por colores en cada ronda. En Pabellón de Verano también tenemos un color bonificado en cada ronda, aunque de forma ligeramente distinta: el comodín.
En mi opinión es un gran acierto, ya que en esta versión los jugadores dependen menos de la suerte que de su propio ingenio cuando, en una determinada ronda, no aparecen piezas del color que necesitan. De esta forma, se añade un toque de estrategia al juego. Tanto más por cuanto se combina con otra de las pequeñas novedades de este diseño: el poder reservar piezas de una ronda para otra.
Así los jugadores conocen en cada ronda qué color va a ser comodín. De esta forma, en la ronda anterior pueden hacer acopio de fichas que vayan a ser comodín en la siguiente ronda y así tener unos turnos de colocación muy versátiles. Como parte negativa, obliga a los jugadores a rellenar las estrellas de colores en cierto orden…
El sistema de puntuación vuelve a sus orígenes, siendo más parecido a Azul que a Vitrales de Sintra. Cada vez que coloquemos una pieza, el jugador anotará tantos puntos como piezas haya conectadas en el grupo. Simple y eficaz. De esta forma, lo máximo que pueden conseguir los jugadores en cada turno son 6 puntos. Las bonificaciones de final de partida también son fáciles de entender, como en el primer diseño: los jugadores obtienen puntos si completan estrellas y/o si han ocupado todos los espacios de valores 1, 2, 3 o 4. También se ha simplificado el tema de las penalizaciones, de forma que ahora se pierden puntos de forma directa (1 punto por cristal que no podamos almacenar al final de la ronda). Para evitar entrar en puntos negativos, la penalización se deja de aplicar cuando un jugador retorna a 1 punto en su tanteador personal.
Pero, sin duda, el gran aporte de esta versión de Azul son los combos. Y es que en el tablero encontramos unos ornamentos (fuentes, estatuas y ventanas) que rodean a los espacios de las estrellas. Cuando un jugador ocupa todos los espacios que rodean a estos ornamentos, reciben una bonificación en forma de azulejos que se roban directamente de un gran suministro de 10 piezas que hay en el tablero central.
En resumen, da la sensación de que se ha empleado lo mejor de las versiones anteriores para rediseñar Azul. Aunque he de decir que, como contrapartida, Azul Pabellón de Verano es el juego que más se alarga en duración de toda la serie (algo a tener muy en cuenta a la hora de elegir una versión). A pesar de tener un numero de rondas más o menos parejo al de los diseños anteriores, el tener varias fases de juego con turnos alternos (en vez de una sola como ocurría en Azul y Vitrales de Sintra) estamos más tiempo en la mesa.
En cuanto al diseño, toda la serie Azul es maravillosa; así que a la pregunta clave «¿qué Azul es mejor?»… pues depende. Azul es la elegancia personificada; pero también es el más simple, el que menor profundidad y recorrido tiene (aunque en la actualidad existe la expansión Azul Mosaico de Cristal). Vitrales de Sintra apuesta por la variabilidad, con patrones aleatorios en cada partida; pero también tiene un sistema más restrictivo y penalizante a la hora de obtener las piezas, así como un mecanismo más enrevesado. Pabellón de Verano, por su parte, es el más exigente, el más estratégico y táctico, y el que tiene una mayor rejugabilidad, pero esto supone un aumento de la duración de la partida (lo que puede provocar que no salga escogido en muchas ocasiones a la hora de salir a mesa).
En cuanto a las ilustraciones de Chris Quilliams, todas las versiones de Azul son una maravilla, pero para mi gusto este es el más lucido de los tres. Tanto la portada, que es muy colorida y llamativa, como los tableros personajes de los jugadores (con las piezas romboides formando estrellas y los ornamentos). ¡Realmente parece un mosaico de azulejos! Grandioso trabajo. Sin duda, Azul Pabellón de Verano es el que mejor queda desplegado en mesa (visualmente hablando) y muchas familias jugonas (con varias versiones de Azul en sus estanterías) aseguran que, si tuviesen que escoger solo uno, este sería el ganador, aunque quedándose bastante cerca del diseño original.
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