La Pedagogía Blanca es una metodología educativa respetuosa con la infancia que se inspira en otros métodos respetuosos de probada eficacia como Montessori, Waldorf, las Inteligencias Múltiples, la Disciplina Positiva y la Inteligencia Emocional para acompañar a los niños y niñas en su desarrollo de forma respetuosa.
¿Qué es la pedagogía blanca?
La Pedagogía Blanca es un nuevo modelo de educación, moderno y riguroso, cuyos métodos se basan en los resultados científicos de la antropología, la biología, la historia y la neuroeducación.
Consiste en educar, enseñar y acompañar a los niños y niñas a lo largo del proceso de crecimiento y aprendizaje. Ayuda a padres y docentes a conocer y desarrollar las claves fundamentales de la educación del futuro:
- Pensamiento crítico
- Aprendizaje cooperativo
- Uso de herramientas alternativas y de nuevas tecnologías
- Incentivación de la creatividad y la iniciativa
- Fomento de las habilidades individuales de cada niño y niña
Se trata de una nueva metodología que comenzó su andadura en 2013 y hasta ahora ya ha supuesto una verdadera revolución que está teniendo impacto real en muchas escuelas y hogares.
Principios de la pedagogía blanca
La Pedagogía Blanca tiene como objetivo acompañar el desarrollo de los niños y niñas de forma respetuosa, fomentando su aprendizaje.
También es una enseñanza también para padres y educadores, para que seamos capaces de liberarnos de ideas erróneas y confiar en el proceso natural de aprendizaje de nuestros/as hijos/as. Las creencias erróneas obstaculizan una educación positiva.
Es un método educativo que ofrece a los niños y niñas las herramientas que necesitan para desarrollar al máximo sus potencialidades, siempre respetando su ritmo de maduración natural. Con este método también se pretende fomentar la curiosidad, la creatividad y la reflexión infantil.
Estimular las habilidades naturales del niño
La Pedagogía Blanca parte del supuesto de que todos los niños y niñas nacen dotados de propias capacidades y un deseo innato por aprender y descubrir. La misión de los padres y educadores consiste en facilitarles un entorno seguro para que descubran el mundo y brindarles las herramientas necesarias para que puedan aprender.
De esta forma, cada niño/a podrá aprovechar al máximo su talento, sea el que sea; y destacar en aquella área que mejor se le de. Es decir: se trata de encontrar los dones o habilidades de cada peque y potenciarlos.
Para ello, se centra en las áreas específicas por las que muestran más interés y tienen más destreza. Si a un niño se le da muy bien los números y disfruta con ello, se potencian las matemáticas, pero si otro niño prefiere el campo artístico, se hace todo lo posible porque pueda explotar todo su talento en este área. En este sentido, se asemeja a otras metodologías como Waldorf o Montessori.
Desarrollar la creatividad
La Pedagogía Blanca también se enfoca en la enorme creatividad infantil, y le saca partido fomentando la imaginación y la originalidad. Para ello, se opone a imponer a los niños y niñas patrones estrictos sobre cómo deben hacer las cosas.
En lugar de ofrecerles un único camino bien delimitado y con instrucciones precisas, se estimula a los pequeños para que encuentren el camino por sí solos dando rienda suelta a su creatividad, aplicando aquellas estrategias con las que se sientan más cómodos.
Muchas veces, al hablar de creatividad pensamos en lienzos y pinceles, pero el campo de creatividad se aplica también al pensamiento crítico. Esta metodología quiere que los niños y niñas aprendan a pensar y hacer las cosas a su modo, sin seguir patrones estrictos.
Así que en lugar de decirles cómo hacer las cosas, se potencia la individualidad y la personalidad de cada uno de los/as niños/as.
Potenciar el pensamiento reflexivo
El pensamiento reflexivo y el espíritu crítico no suele ser muy estimulado por la educación tradicional, que tan solo apela a la memoria y presenta los conocimientos como un producto acabado.
La pedagogía blanca, sin embargo, fomenta el pensamiento reflexivo y la crítica. El papel del adulto aquí es el de acompañar al peque sin ofrecerle información para memorizar, sino ayudándole a reflexionar y sacar sus propias conclusiones.
De esta forma se pretende formar a seres humanos con opiniones propias, que no sean dependientes de líderes ni grupos y que sepan tomar decisiones meditadas.
Fomentar la autonomía
La pedagogía blanca defiende que los niños y niñas tengan un papel más activo en su aprendizaje. De hecho, ellos son los auténticos protagonistas. El papel de los padres y educadores sería el de alimentar su curiosidad innata y responsabilizarlos por su aprendizaje.
Eso significa, entre otras cosas, enseñarles a plantearse metas y proyectar el camino para conseguirlas, así como ofrecerles responsabilidades según su edad para potenciar su autonomía personal asegurándonos de que puedan ser lo más autónomos posible en cada etapa madurativa.
De esta manera se desarrolla la autoconfianza y una autoestima sólida. Los niños autónomos son capaces de conseguir sus logros por sí mismos.
Para ello, es esencial ofrecerles responsabilidades y depositar confianza en ellos. Potenciar la autoestima es básico para que los niños se atrevan a hacer todo ellos solos.
Disciplina positiva
La Pedagogía Blanca se basa en la llamada Disciplina Positiva, de la que tanto hemos hablado ya en el blog. Aquí os dejo una lista de los posts publicados en relación a ella, así como el enlace al libro de cabecera de la Disciplina Positiva.
En ella entre otras cosas, los castigos no existen y sí los refuerzos al comportamiento positivo y las consecuencias de los malos o erróneos comportamientos.
Trabajar las emociones
Entre las asignaturas básicas de toda metodología respetuosa con la infancia está la inteligencia emocional. El control de las emociones es esencial para aprender en el resto de áreas, desarrollar la autoestima y tener éxito en la vida.
Por todo esto, un afán principal de esta pedagogía es ayudar a los/as niños/as a reconocer y gestionar sus emociones.
Respetar el ritmo de desarrollo individual
La pedagogía blanca fomenta un currículo flexible y personalizado que se adapte a las necesidades, capacidades e intereses de cada niño. De esta forma aseguran un aprendizaje significativo y evitan el fracaso escolar. ¿Cómo? Haciendo que el aprendizaje sea divertido y respetar el ritmo natural de cada peque, para evitar la frustración.
Cada niño madura a un ritmo diferente y le interesan distintas cosas. Sin embargo, en muchos colegios los peques deben adaptarse a las normas y al plan escolar que establece la ley, pero muchos niños se frustran al no ser capaces de lograrlo y otros se aburren porque ya lo lograron hace tiempo…
Esto al final lo que provoca es el temido fracaso escolar. El modelo de pedagogía blanca prefiere respetar el ritmo y las capacidades innatas de cada niño y no se preocupa demasiado si un niño de 6 años aún no sabe leer mientras que otro de 5 ya lee perfectamente.
¿Qué beneficios tiene este método educativo?
Acorde con los avances científicos y pedagógicos sobre la manera en la que se debe realizar un aprendizaje creativo y orientado a las necesidades de cada alumno, la Pedagogía Blanca propone a las familias y escuelas realizar un proceso de empoderamiento personal, de reciclaje en los conocimientos teóricos y de ejercicio de habilidades y herramientas prácticas.
Desde que comenzó su andadura la presencia de esta nueva vertiente educativa en la sociedad, la prensa, las redes, las escuelas y los hogares está siendo de gran relevancia, ya que impulsa la necesidad de un cambio en la educación, que cada vez más personas exigen.
Sus beneficios, en este sentido, son múltiples:
- Aprender a detectar y potenciar las distintas inteligencias de nuestros/as hijos/as.
- Averiguar cómo utilizar las áreas de interés de los peques y adolescentes para incorporar nuevos conocimientos.
- Saber acompañar el aprendizaje vivencial y significativo.
- Ayudarles a desarrollar una personalidad emprendedora y utilizar su creatividad.
- Descubrir cómo las emociones son la llave del aprendizaje y establecer una relación más fluida con ellos.
- Obtener las herramientas adecuadas, aquellas que más y mejor les ayudarán en su aprendizaje.
- Ayudarles a desarrollar sus talentos y potenciar sus capacidades para que se conviertan en los adultos que desea ser.
Las tres bases de la Pedagogía Blanca, en definitiva, son: el respeto a cada individuo, a sus procesos madurativos y el compromiso con la realidad del siglo XXI.
Quién está detrás de este movimiento
Las fundadoras de este movimiento son Mireia Long y Azucena Caballero, dos profesionales de la educación que han plasmado toda su experiencia práctica y sus conocimientos teóricos en un nuevo modelo de enseñanza realista y práctico. Ambas, además, son madres homeschoolers de hijos ya adultos y adolescentes.
En su equipo de trabajo hay más de 40 profesionales de la psicología infantil y la educación, además de artistas, filósofos, músicos y científicos que ofrecen clases de contenido teórico y práctico. También cuentan con el trabajo de profesores de secundaria, maestros de primaria e infantil, especialistas en materiales educativos, artesanos, escritores…
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