Es mucho más importante enseñar a lxs niñxs a decir NO que obligarles a tener que compartir todas sus cosas con cualquier persona, en cualquier momento, tanto si lo desean como si no. ¿De verdad queremos formar adultos que no sepan establecer límites?
Compartir solo si quieren
Hace tiempo, el peque y yo vivimos una experiencia curiosa en una comunión. Hace poco había sido el cumpleaños de mi hijo y un familiar había aprovechado el evento para llevarle un juguete. Estábamos en el salón de celebraciones. Mi hijo tenía entonces poco más de 2 años y, como es natural, abrió en seguida la cajita para ponerse a jugar con su regalo.
Entonces apareció un niño de unos 5 ó 6 años y empezó a quitarle piezas de su juego sin pedir permiso. Mi hijo se molestó y comenzó a llorar y a protestar. Muy amablemente, le pedí al niño que le devolviera sus juguetes, ya que mi hijo no le conocía de nada, acababa de estrenarlos y no quería prestárselos.
¿Qué creéis que pasó? Pues que el niño se fue a protestarle a su madre y esta llegó con su retoño cogido de la mano para exigir que mi hijo le dejara jugar con él. Mi respuesta entonces fue contundente: lo siento, a mi hijo no le apetece prestarle sus juguetes al tuyo.
La respuesta de la madre fue preguntar si mi hijo era hijo único, si iba a la guardería y si le estábamos enseñando a compartir. Supongo que todo este circunloquio era para dejar patente su opinión sobre lo maleducado que estaba mi hijo, claro.
“Es raro que un niño de esa edad no sepa compartir”. “No señora, lo raro es que un niño de la edad del suyo, que va al colegio y tiene hermanos, haya aprendido a exigir y quitar en lugar de a preguntar y a pedir permiso”.
Y es cierto. Normalmente se desconoce el hecho de que hasta superados los 3 años los niños no saben compartir ni jugar en grupo. Los adultos tenemos la mala costumbre de ignorar la naturaleza infantil (en esta y en otras tantas cosas) y acostumbrarles a quitarles los juguetes de la mano para dárselos a otros niños desde que son muy pequeños. Como si compartir fuese un castigo o una imposición…
¿Qué hubiera pensado de mí aquella madre si le hubiera dicho que me prestara su bonito bolso sin apenas conocerla? ¿Y quién hubiera sido más mal educada de las dos? ¿Ella, por no ceder? ¿O yo por preguntarlo?
Las cosas son solo cosas, pero todos tenemos apego a nuestras favoritas. También los adultos. Y claro está, no es lo mismo compartir con un amigo o compañero que hacerlo con desconocidos. Yo por lo menos, prefiero enseñar a mi hijo a respetar a los demás y sus cosas; y a poner límites sobre su propia persona y sus propias posesiones. De lo contrario, estaría formando a un adulto incapaz de negarle nada a nadie.
Sin forzar nunca
No se puede obligar a compartir. Compartir es un valor, un acto de generosidad y una acción positiva. Si obligamos a compartir o castigamos y reñimos por no hacerlo, estamos consiguiendo exclusivamente que nuestrxs hijxs asocien valores negativos a esta acción. Esto es así hasta tal punto, que incluso hay un enfoque bastante extendido acerca de que no se debe enseñar a compartir a lxs niñxs.
Podemos inculcarles el valor de compartir desde pequeños, con paciencia y tolerancia; haciéndoles ver lo mucho que esta acción aumenta nuestro disfrute porque a veces la compañía es tan necesaria como deseada. Pero siempre desde el respeto. Si el niño o la niña no quieren compartir sus cosas, debemos respetarles.
Ante todo, respeto
Si vuestrx peque se aferra demasiado a sus cosas, en todas las situaciones e incluso con amigos, os recomiendo os recomiendo encarar la situación desde el punto de vista de la disciplina positiva.
También os recomiendo leer el texto viral de una madre en la que defiende que su hijo no tiene que compartir sus juguetes con otros niños por obligación ya que a menudo las escenas de este tipo en los parques infantiles pueden resultar agobiantes para lxs niñxs más pequeñxs, que se sienten asediados por los que quieren “quitarles” sus cosas.
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