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Sobre el Hada Colorín y los padres que les hacen los “deberes” a sus hijos

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¿Conocéis al Hada Colorín? Os la presento: esta muñeca de trapo es un títere que se emplea en algunos jardines de infancia para realizar con lxs niñxs ejercicios de responsabilidad. Lxs niñxs van turnándose para llevársela a casa durante una semana y ocuparse de ella (cuidarla) durante ese tiempo. Lxs niñxs, no los padres… Pero resulta que al final los padres convierten esto, como muchas otras cosas de la infancia de sus hijxs, en una competición.

El Hada Colorín: lxs niñxs tienen que aprender a hacerse responsables de sus acciones. ¿De qué sirve plantear actividades que tienen que hacer los padres en lugar de lxs niñxs?

Hace un par de semanas nos tocó el turno de tener en casa al Hada Colorín. Junto a ella, un diario que teníamos que rellenar conforme a unas pautas: escribir 2 hojas por ambas caras a modo de diario para que la profe supiera lo que había hecho el peque con la muñeca durante esos días. Y había que ilustrar la redacción con fotografías.

Bueno, este ejercicio, para empezar es una variante de una actividad americana que se realiza con niños de secundaria e instituto. Seguro que lo habéis visto en alguna serie cómica: cuidar un huevo. Uno de verdad, es decir: extremadamente frágil.

Se supone que los preadolescentes tienen que ir con él a todas partes y escribir una especie de diario narrando qué sensaciones les provoca, si les resulta difícil hacerse cargo de él o se han visto capacitados, etc.

La verdad es que si yo tuviera que guardar un huevo durante una semana y llevarlo de aquí para allá conmigo creo que me estresaría muchísimo y tendría que acabar haciendo trampas para aprobar el proyecto, porque sin duda se me rompería un par de veces y me vería obligada a sustituirlo para no sentirme una paria… Sin embargo eso no me ha impedido ser madre y mantener a mi hijo sano y a salvo de amenazas (los porrazos que se dan al empezar a andar no cuentan, ¿de acuerdo?). Porque al fin y al cabo un huevo es igual a otro huevo y no pasa nada si se te cae al suelo y se rompe. Un bebé es otra cosa. ¿Estamos de acuerdo, no? (por favor, si alguien no lo está, que no me lo diga porque sencillamente no sabría qué contestarle…)

El caso es que adaptar esta actividad a niños de jardín de infancia es… A ver, ¿cómo lo diría de forma amable y sincera al mismo tiempo? Ummm… ¿Una cosa absurda? ¿Una tontería? ¿Una putada para los padres?

Porque vamos a ver. El concepto está muy bien: vamos a enseñar a los niñxs a ser responsables. Vale, genial. Me apunto. ¡Yo quiero que mi hijo sea responsable! Responsable de sus cosas. Primer obstáculo: el Hada Colorín no es algo suyo. ¿Responsable con las cosas de los demás? Bueno, con que no le rompiera a nadie sus cosas creo que va de sobra… Pero segundo problema: el Hada Colorín tampoco es de ningún amigo o amiga suyos, ni de su familia ni de nadie que él conozca. Responsable de las cosas que le gustan para que las cuide y le duren mucho tiempo. Genial, así mamá no tiene que estar gastándose el dinero en reemplazar una y otra vez los mismos objetos favoritos. Y chocas de cara con el tercer problema: porque, ¿alguien le ha preguntado a mi hijo si le gusta el Hada Colorín?

Y esto es solo el principio. Para continuar, el Hada Colorín incluye un diario. Que hay que escribir. (Ahí está la gracia de los diarios, ¿no?) Ummm… Mi hijo tiene 3 años. A mí me parece muy listo (claro, soy su madre). Está aprendiendo a pedalear y ya nada él solo con sus manguitos en la piscina. Pero joder, qué putada, no sabe escribir. 

¿Y ahora qué hacemos?

El 99% de los padres que hasta ahora habían tenido que realizar la actividad lo tenían claro: escribir ellos. Es decir: inventarse ellxs la historia y plasmarla en papel. Probablemente también colocaron a la muñeca aquí y allá corriendo la última tarde antes de su entrega (o la primera media hora de tenerla en casa, así ya te lo quitas de en medio).

Que quede una cosa clara desde ya: admiro a las madres que hacen galletas caseras y llevan tortilla de patatas a las fiestas escolares, ayudan a decorarlo todo con guirnaldas de papel de intrincados diseños y forman parte del APA durante toda su vida. Las aplaudo y me caen simpáticas (las que hacen los disfraces de sus hijxs a mano no, esas me caen fatal porque me hacen sentir muy torpe). Las madres entusiastas y participativas me parecen personas increíbles. Sobre todo las que no tienen ojeras.

Pero yo no soy una de ellas.

No me entendáis mal. Me encanta hacer cosas con mi hijo. Es solo que prefiero utilizar la Thermomix e ir al bazar, en lugar de pegarme con la masa para tartas o con el pegamento y las tijeras (porque en mi caso la aguja y el hilo quedan totalmente excluidos) y emplear el tiempo que pasamos juntos en otros menesteres. Como en ir a un concierto, por ejemplo.

Hoy nos hemos atrevido a ir a un concierto de la Orquesta Sinfónica con el peque sin saber si tendríamos que salir a la mitad… ¡Y nos ha sorprendido! No solamente se ha portado fenomenal, sino que lo ha disfrutado como el que más ¡y hasta se ha emocionado con algunas canciones que él ya conocía! Con sus 3 añitos era el espectador más joven del teatro 🎭 y la gente en el entreacto hasta se acercaba a nosotros porque estaban alucinando (como nosotros, vaya). Mamás, tenemos que confiar más en nuestrxs hijxs porque a veces son ellxs lxs que nos dan grandes lecciones. ¡Hoy a mí mi hijo me ha hecho darme un punto en la boca!♥ . . . #concierto #musica #orquestasinfonica #maternity #maternidad #maternidadereal #maternidadconsciente #musica #instamom #infancia #infanciafeliz #infanciarespetada #madre #mother #mom #momlife #proudmom #blogger #bloggerspain #mamablogger #igers #igersspain #unamamanovata

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¿Soy egoísta? Pues no sé. Tal vez. Depende de con quién se me compare, diría yo. Para mí la maternidad no es sinónimo de sacrificio. Yo era feliz sin hijos. Tuve uno para ser aún más feliz, no para morir en el intento…

Hay muchas cosas que estoy dispuesta a hacer por mi hijo, pero asumir sus responsabilidades no es una de ellas

Sabéis que no soy partidaria de los “deberes”, en el término más tradicional de la palabra. Pienso que a la edad de 2-6 años jugar es la única tarea extraescolar que debieran tener lxs niñxs. 

También sabéis que soy partidaria de inculcarles autonomía y responsabilidad haciéndoles partícipes, en la medida de sus posibilidades (que son más de las que nosotros a menudo creemos) en el el día a día de la familia involucrándoles, por ejemplo, en las tareas domésticas.

Asimismo, creo que es muy importante que docentes y padres trabajen al unísono en la formación y la educación de lxs niñxs. Por eso toda tarea que llegue en forma de juego, actividad o proyecto interesante (es decir: enfocada a despertar la capacidad de asombro de los niñxs, y no a provocarles una tendinitis) me parece estupenda.

Pero… Mi hijo es mi hijo, y yo soy yo. Lo que quiero decir es que hay muchas cosas que estoy dispuesta a hacer por mi hijo. Así de repente se me ocurren unas cuantas:

  • Tirarme encima de un coche para que no le atropelle a él.
  • Ponerme delante de un animal salvaje para que no le ataque.
  • Agredir físicamente a cualquiera que intentara llevárselo o hacerle daño (los menores de edad no cuentan).
  • Dejar de comer dulces para darle un buen ejemplo e inculcarle unos hábitos de vida saludables.
  • Dejar de dormir.
  • Ir a la piscina todos los días.
  • Seguir dándole el pecho por las noches después de tres años de lactancia.

Vamos, que estoy dispuesta a hacer un montón de cosas (más de las que ahora mismo me imagino porque me estoy saltando una necesaria siesta para escribir todo esto y mis células grises están abotargadas). Pero hacer los deberes por él NO es una de ellas.

Así que cuando la profesora de mi hijo me puso el hadita de las narices en la mano (a mí, no a mi hijo, no: me la puso a mí, ¿entendéis?) me dieron ganas de decirle que por qué me ponía deberes, que yo ya me había graduado… Pero como me cae bien porque mi hijo la quiere, y no quiero ocasionarle problemas, le dije que conociendo como conocía a mi hijo creía que iba a pasar del hada…

Y bueno, se rió. Mucho. (Yo también me río mucho cuando una respuesta es obvia pero no queda más remedio que fingir que no se conoce porque es lo políticamente correcto). Así que después le dije: “Vale R. Nos la vamos a llevar a casa y a ver qué pasa. Pero que conste que yo no voy a hacer los deberes por mi hijo”.

Al lado, otra mamá estaba escuchando la conversación. Y me dijo: “¡Uy, mi hija pasó tanto del hada que tuve que cuidarla y hacer cosas con ella yo: cocinar, llevarla a la compra, ponerla a dormir…”. ¿Cómo? Pues yo no. Por ahí no paso. Lo siento, pero me niego.

Yo ya me he graduado y hasta me licencié. He tenido un hijo y pago una hipoteca. Tengo dos gatos, un perro y un marido. Paso la ITV todos los años (solo se me olvidó una vez), pago mi cuota de autónomos y mis impuestos. Llevo las facturas al día. Separo y reciclo. Recojo las caquitas de mi mascota. Les llevo al veterinario. El niño tiene al día el calendario de vacunas. Me ducho en lugar de bañarme y cierro el grifo del agua cuando me lavo los dientes. Cultivo un huerto. Evito los plásticos y los aerosoles. Soy feminista, ecologista, antitaurina, anticirco, antizoo y no uso pieles ni productos derivados de la crueldad animal. Vamos, que soy responsable ¡y además no tengo que demostrárselo a nadie!

¿De qué sirve inculcarles responsabilidad si realizamos sus obligaciones los padres? 

He visto a madres (de verdad, lo juro) imitar la letra manuscrita de sus hijxs para ayudarles a hacer los deberes. Y a padres darles la respuesta a todos los ejercicios que no entienden porque tienen prisa u otras cosas que hacer. Eso es el colmo. El colmo de la sobreprotección y, al mismo tiempo, el colmo del abandono más absoluto.

Y lo es todavía más cuando se trata de realizar un ejercicio que pretende inculcar sentido de la responsabilidad y acabamos asumiendo la obligación nosotrxs por ellxs. Y si esto es el colmo que en realidad la actividad no esté en absoluto orientada hacia los niñxs ya es la repera.

Desde mi punto de vista a lxs niñxs se les inculca responsabilidad enseñándoles a hacerse cargo de sus cosas, delegando en ellxs tareas menores adecuadas a su edad y a su nivel de madurez. En el día a día, llevando ellxs solitos su mochilita a la guarde o al cole, haciendo que participen en las labores domésticas sencillas, enseñándoles a recoger sus juguetes siempre y al menos una vez al día (preferiblemente antes de acostarse), etc.

Falseando un ejercicio no. Así se les enseña falta de honestidad. Y a vaguear. Y a tener cara dura. Y a sobreproteger. Y a no implicarse. Desde mi punto de vista es una irresponsabilidad dar mal ejemplo y tomar tan a la ligera la educación de nuestxs hijxs.

Yo no quiero tener que hacer el trabajo de mi hijo el día de mañana. Ni que su pareja le haga la comida o limpie la casa sola. Ni que se aproveche de sus amigos. Ni que sus compañeros de trabajo le saquen las castañas del fuego.

En lugar de eso, trabajo a diario los hábitos y las rutinas con mi hijo. Porque quiero ser capaz de criar a un niño que se convierta el día de mañana en un adulto responsable. Es una persona capaz. En un ser humano autónomo. En un ciudadano participativo.

Hoy en el blog, hablamos de cómo establecer una rutina familiar con lxs niñxs de forma respetuosa y evitando los conflictos en aquellas tareas del día a día que a lxs peques les cuesta más (rutina matinal, hora del baño, irse a la cama, etc.). También hablamos de lo útil que resulta la tabla de rutinas (una herramienta de la disciplina positiva que nosotros aplicamos en casa y que nos ha venido de perlas con el peque) y os enseñamos el expositor de rutinas de @aprendiendoconmontessori que convierte los hábitos diarios en un juego, fomenta las relaciones horizontales entre padres e hijxs y además es 💙 y os va a encantar… 🙊 . . . #rutinas #montessori #habitos #crianzarespetuosa #educacion #maternity #maternidad #maternidadereal #maternidadconsciente #mom #monlife #proudmom #mamablogger #instamom #blogger #bloggerspain #igers #igersspain #family #familia #unamamanovata

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Competición entre padres

Los americanos también son muy dados a hacer ferias de ciencias, a conceder premios a las maquetas más chulas y a celebrar competiciones deportivas (como cerreras de sacos y demás) entre padres e hijos que forman equipo para competir con otros padres y sus hijos.

Le eché un vistazo al cuaderno del Hada Colorín, donde hasta la fecha otros papás (que no sus hijos) habían realizado la redacción ocupando exactamente las dos hojas de doble cara que exigía el ejercicio (apurando hasta el milímetro los márgenes de las hojas, en serio).

No pude leerlas todas, ya que este era el segundo cuaderno que rellenaban las familias en este curso (que alegría para la seño, tener tantos adultxs mayores y aplicadxs cumplidores de las obligaciones educativas de sus hijxs y a lxs que además no hay que dar clase porque ya tienen hasta un puesto de trabajo…), pero sí leí bastantes para comprender que cada familia había echado un vistazo a las redacciones anteriores para incluir esas mismas actividades… y alguna más.

Como resultado, tenía un cuaderno cada vez más abarrotado de letras manuscritas que se iban haciendo más y más pequeñitas para caber en el espacio dado. Y redacciones acompañadas de fotos en las que aparecía el Hada Colorín sospechosamente sola, como si anduviera de aquí para allá todo el día como el muñeco diabólico, eligiendo los plátanos que se iba a comer ese día la familia (todos comen plátanos, que barbaridad) o cepillándose los dientes antes de acostarse.

El Hada Colorín ahí, sola, perfectamente enfocada e iluminada. Moviéndose por la ciudad y posando ante la cámara…

Casi me muero de miedo. En serio.

Mi hijo convive con animales. De los de verdad. De los que están vivos y tal. Respiran, se mueven, hacen sus necesidades… Nuestro álbum familiar (es decir: esa caja llena de fotografías que nunca tengo tiempo de organizar y que me pesa cada vez más en la conciencia) está llena de simpáticas escenas sacadas de forma espontánea. La mayoría son fotos movidas, mal iluminadas, hechas con el móvil. Pero a mí me encantan porque son nuestros recuerdos de familia. Y están llenas de vida.

Como sois más majas que las pesetas (que diría mi abuela), me habéis preguntado mucho por Chlôe así que aquí la tenéis. ¡Está muy bien! Es increíble la capacidad de recuperación que tienen los peluditos. Hace 15 días pensábamos que la perdíamos y ya está al 100% (que en su caso no quiere decir gran cosa porque se tira el día tumbada 🤣). Es cierto que tuvimos una pequeña complicación con los puntos (los dos últimos se infectaron), pero ya está todo bien. Hemos notado en el peque un mayor deseo de cuidarla desde que ha estado “malita” y aquí los tenéis a ambos… ¿No os parecen dos viejucos mirando una obra? ¡A mí un poco sí! 🤣🤣🤣 . . . #familia #family #familylove #familymoments #animallovers #doglover #goldenretriever #instamom #infancia #infanciafeliz #infanciarespetada #maternity #maternidad #maternidadereal #maternidadconsciente #crianzarespetuosa #crianza #mom #momlife #madre #mother #instamom #blogger #bloggerspain #igers #igersspain #unamamanovata

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Aquello era otra cosa y daba un poco de repelús… Y cerré el diario dispuesta a no volver a abrirlo nunca más. Lo dejé en el banco de la entrada. Justo al lado del Hada Colorín, que se tiró allí sentada con cada vez más abrigos y bolsos encima. Los siete días.

¿Y qué pasó con el Hada Colorín?

Pues que mi hijo pasó de ella. Que va a pasar. El primer día se la puse entre las manos y le dije: “Es tu responsabilidad. La tienes que cuidar tú. No la va a cuidar mamá”. Y sí, salió de la guarde abrazadito a la muñeca… Y en cuanto entró en el coche y su profe ya no le veía, la tiró sobre el siento (ya os dije que era un niño muy listo) y se ocupó de otras cosas más divertidas, como contar los coches rojos que veía pasar por la ventanilla.

Y olvidada en el asiento trasero del coche se hubiera quedado toda la semana de no haber sido porque la subí yo a casa. Todos los días le recordaba que el Hada Colorín estaba sola, triste y abandonada. Y le preguntaba si no le apetecía hacer algo con ella. Todos los días pasaba de mí (lógico, lxs niñxs prefieren escoger sus juguetes) y yo no insistía.

Pero (horror) en casa tenemos un padre hiper-mega-responsable que no está dispuesto a que su hijo no haga las tareas o que no haga, al menos, las mismas tareas que los demás niñxs. Si todos se niegan no pasa nada, pero no podíamos ser los únicos que no lleváramos al Hada Colorín de paseo por lo menos un día para rellenar las dos hojas y salir del paso.

Y claro, tampoco es plan de divorciarse por culpa de una muñeca de trapo… Pues menuda gracia. Y abordamos la tarea como siempre hacemos cuando tenemos diferencias de opinión: “muy bien – le dije – si es tan importante para ti, lo haremos. Pero A MI MANERA”.

Y mi manera fue la siguiente: el padre se encargó de sacarle fotos a la muñeca colocándola aquí y allá al lado del niño de manera que pareciera que interactuaba con ella cuando en realidad era un añadido en la escena (es decir: colocándola al lado del peque cuando este estaba dormido, etc.)

Y yo me encargué del texto. Una página por ambas caras. No dos. El tema no daba para tanto (lo siento, deformación profesional: el periodismo si conciso, mejor) y ya me estaba sintiendo como si me golpearan en toda la cara con un calcetín lleno de estupidez.

Y tampoco quería mentir. Si la maestra quería hablar con el peque para saber por qué no le gustaba el Hada Colorín, pues me parecía genial, la verdad. Me parece estupendo todo lo que sea dialogar y, sobre todo, escuchar a lxs niñxs. Así de paso todos aprendemos algo de ellxs. A diseñar unos deberes adecuados a su edad (unos de los que de verdad se puedan encargar ellxs, como plantar semillas o recoger hojas y clasificarlas por su forma, por ejemplo).

Así que comencé MI redacción adoptando la voz en primera persona (sí, lo sé: una chorrada, pero eran exigencias del guión y yo, cuando me pongo me pongo) y lo primero que le hice saber a la profe es que el Hada Colorín esa sosa y aburrida, que 3 años es una edad en la que uno no está por la labor de estar pendiente de un trozo de trapo con ácaros y que era mucho mejor tener las manos libres para correr, saltar, recoger piedras… Y además dejé muy claro que yo (su mamá) estaba bastante de acuerdo con aquel enfoque.

¿Que no me creéis? Pues aquí está la prueba (solo he recortado el encabezado porque hice un dibujo muy cursi con su nombre y lo llené de florituras y -jeje- mi sentido de la vergüenza no me deja enseñarlo):

Sobre el Hada Colorín y los padres que les hacen los "deberes" a sus hijos

Sobre el Hada Colorín y los padres que les hacen los "deberes" a sus hijos

Como veis el padre tampoco es que se herniara… Tres fotitos y a volar. Sinceramente, yo me curré mucho más el texto porque… No, me niego a seguir por esta línea argumental, ya se me va un poco la pinza. (¿Lo veis? ¿Veis lo que hacemos los adultos? ¡Competimos todo el tiempo!)

Y no, no me siento culpable. En todo caso, debiera sentirme fatal por haberme involucrado más de lo que debería, cuando claramente mi hijo se merecía una regañina por no haberse hecho cargo de sus propios deberes (¿o es la profe la que se merece un rapapolvo por mandarle una redacción escrita a un niño que no sabe aún leer ni escribir? Ya me pierdo, la verdad).

Sí, lo siento: a mí me parece que responsabilidad es justo eso. Hacer frente a tus decisiones, responsabilizarte de tus acciones. Si te mandan deberes (deberes que puedas hacer, claro, no viajar a la luna para tomar una muestra de roca para el trabajo de fin de curso de la clase de ciencias) y no los haces pues lo siento, igual te castigan.

Pero claro, como claramente el ejercicio era para los padres, no para lxs niñxs (si lxs pobres no saben escribir, a la fuerza alguien tiene que hacerles el texto) no podía ni siquiera dejar que mi hijo experimentara las consecuencias naturales de sus actos y así por lo menos aprendiera algo de verdad.

Así que la única que aprendió algo con el Hada Colorín creo que fui yo: frente a la estupidez de lxs adultxs, la naturalidad de lxs niñxs. Y una cosa más: no dejes nunca un peluche abandonado en una casa con gatos. Los pelos se cepillan fatal.

La entrada Sobre el Hada Colorín y los padres que les hacen los “deberes” a sus hijos se publicó primero en Una Mamá Novata.


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