Quantcast
Channel: Una Mamá Novata
Viewing all articles
Browse latest Browse all 1106

Querida marca: soy una mamá blogger y esto es lo que NUNCA voy a hacer por ti

$
0
0

Un blog con proyección requiere trabajo, tiempo y esfuerzo. Pero, sobre todo, requiere honestidad. Soy mamá blogger pero ni trabajo gratis, ni me vendo. Mi blog es mi casa y yo escojo mi contenido.

Ser mamá blogger me ha permitido compartir mis experiencias sobre la maternidad con muchas otras mamás y nutrirme con sus propias anécdotas. También entrar en contacto con marcas maravillosas que cuidan al detalle sus productos porque realmente respetan la infancia y aman lo que hacen.

Pero desde hace tiempo vengo recibiendo una serie de propuestas por e-mail (coincidiendo “casualmente” con un aumento de visitas del blog) de marcas que quieren “dejarme” probar sus productos 15 días (lo justo para escribir de ellos sin que den un fallo) y después devolverlos, o para hacerme un regalo valorado en 15 euros a cambio de la publicación de un post, o para proponerme que “copie y pegue” su última nota de prensa… Y sinceramente, ya he comenzado a sentirme indignada. Parece que no hay muchos expertos en marketing digital hoy en día que realmente sepan qué es un blogger ni cómo relacionarse con él.

Así que a todas estas personitas, les dedico mi post de hoy (y que conste que me he acostado a las 6 de la mañana para escribir esto, así que ya es tiempo dedicado…).

Querida marca:

Aprecio muchísimo tu interés en este mi espacio personal. Tú has venido a buscarme, has llamado a mi puerta. Yo te atiendo, a pesar de que muchas veces ni siquiera sabes mi nombre (aunque aparezca en la portada del blog, bajo una fotografía con mi rostro y un enlace a mi biografía profesional y personal), ni te has molestado en pasarte por la sección de Colaboraciones (en el submenú de Contacto del menú principal) que tanto tiempo me llevó redactar para que quedara claro con qué tipo de marcas me gusta colaborar…

¡Pero no pasa nada, empezamos de cero! Yo me voy a presentar para que tú y yo nos conozcamos mejor. Porque yo también he oído hablar de ti pero, a veces, la primera impresión no es la que cuenta…

Soy mamá blogger

Soy mamá blogger. Lo que significa que soy mamá y tengo un blog en el que vuelco mis experiencias sobre maternidad y crianza. Además de esto, tengo un trabajo que desempeño desde casa (como periodista, escribo contenidos para otros medios) y, como la inmensa mayoría de personas de clase media, comparto las tareas de mi hogar junto con mi pareja.

Esto se traduce en 4-6 horas de dedicación diarias a la creación de contenidos. Media jornada que rasco como puedo al tiempo que el peque pasa en la guarde, pasa dormido o pasa haciendo otras cosas que no requieren mi presencia (como bañarse con papá). Esto es así porque he decidido que quiero disfrutar la infancia de mi hijo y por eso yo prefiero trabajar media jornada y desde casa.

Escribir un blog exige mucho de ti misma. Exige tiempo y esfuerzo, para empezar. Paso muchas horas leyendo otros blogs, documentándome e informándome, pensando en posibles temas interesantes, dándoles forma, sacando las fotos o buscándolas, entrevistando, redactando, buscando palabras clave, elaborando el link building y optimizando el SEO, entre otras cosas.

Tardo una media de 30 minutos-3 horas en redactar un post, dependiendo del tema que sea. Porque no es lo mismo hacer un recopilatorio de manualidades o recetas de cocina, que una reseña o un artículo sobre educación positiva. No es lo mismo buscar imágenes que hacer las fotografías tú misma y editarlas. Y no es lo mismo fotografiar y editar que hacer, montar y locutar un vídeo. Por ejemplo.

También, en cierta medida (en la medida en la que una quiera, en realidad) es una labor que te expone. Los bloggers escribimos por nosotros, para los demás. Escribimos porque a nosotros nos gusta. Nos gusta crear. Y también escribimos para que nos lean los demás, porque nos gusta compartir.

Como quiera que sea, un blogger se expone a diario ante un público que no le conoce y le juzga. Y oye, bienvenidas las críticas constructivas, pero a veces los bloggers tardamos casi más tiempo en moderar los comentarios malintencionados de un espacio (que es para un público familiar) que en hacer una tarta de 3 chocolates en la Thermomix…

Un trabajo NO remunerado… que no vende nada

Llevo 4 años escribiendo a diario en el blog. A veces tengo ratos libres en los que redacto temas de reserva tipo manualidades de otoño o postres caseros para peques que no quieren comer fruta… Son temas útiles y agradecidos porque son amenos y rápidos de escribir (y de leer) que siempre resultan prácticos. No es que me reporten mucha audiencia pero me sirven para refrescar el blog y son socorridos. (Porque, seamos sinceros, tampoco es que yo tenga una vida social tan emocionante como para compartirla a diario). Entre el peque, las mascotas, la casa y el trabajo… Hay días en los que ni siquiera recuerdo haberme peinado antes de salir a la calle.

Y luego, de vez en cuando, me pego la paliza y trasnocho alguna noche a la semana para darme el lujo de escribir sobre algo que realmente merece la pena transmitir, para compartir contenido de calidad, contar una vivencia personal o transmitir una experiencia. Y también, claro está, para alimentar el feedback con mis lectoras. Porque un blog es un espacio vivo que fomenta las relaciones personales. Todo esto, todo el esfuerzo, la dedicación y toda la parte de ti que vuelcas en el blog y que hace que éste tenga proyección, es trabajo diario no remunerado.

Así que por más que después, con el tiempo, lleguen las marcas y las propuestas de colaboración, un blog personal no es Y NUNCA SERÁ un trabajo remunerado. ¿Cuántas horas he invertido después de 4 años y más de 750 entradas publicadas (y casi 1.400 comentarios revisados y contestados) y cuántos posts patrocinados tendría que publicar para amortizarlas? Evidentemente, tantos que el contenido dejaría de ser personal y esto en lugar de un blog, se convertiría en un magazine online publicitario.

Incluso si comienzas a escribir con vistas a profesionalizar un blog, mientras hay gente que invierte dinero en sus proyectos profesionales, un blogger (que también invierte dinero en sus campañas, el diseño de su página, los pluggins instalados, etc.) siempre invertirá, sobre todo, tiempo y esfuerzo. Y eso no está pagado.

Cuando un blog alcanza cierta proyección, las marcas te buscan. Saben que tus seguidores confían en ti, en tu palabra y en tu criterio. Te consideran una influencer con capacidad para “vender” sus productos…

Esto es del todo incierto. Vender, querida marca, sólo depende de ti. Lo único que yo puedo hacer es presentar tu producto, si me gusta, a mis lectores. Es decir: conectar tu marca con el público objetivo. Pero una marca sólo se vende si lo vale. Y el valor es algo que nosotros, los bloggers, no podemos otorgar a ningún artículo.

Coca-Cola se gasta una pasta en anuncios de televisión que son fantásticos. Pero no vende solo por eso. Vende porque está tela de buena. Y aunque mil refrescos de cola en el mundo, no saben igual. ¿Verdad?

Si tu regalo no es gratis, no me lo hagas. Si lo que quieres es publicidad, eso se paga

Ahora bien, cabe esperar, que cuando por fin has conseguido posicionar tu blog a base de esfuerzo, tiempo (y sí: también recursos económicos) y una marca pretende aprovechar todo ese trabajo como plataforma de lanzamiento de sus productos, no sea a cambio de nada. Y no, no me vale que me regalen el producto. Ni que me citen en los créditos de un proyecto (a ver, depende del proyecto… ¡que a mí me pirran las causan solidarias como a la que más!), ni que me “regalen” un link a mi site desde su web, ni que me den las gracias. Ni a mí ni a ningún blogger profesional que se precie.

Los artículos no pagan las facturas ni la guardería de mi hijo, no llenan la cesta de la compra ni liquidan la letra de la hipoteca. No nos hacen más felices, ni más altos, ni más rubios, ni más guapos. Ni falta que nos hace. Mi hijo y yo nos divertimos inventándonos canciones, y somos felices haciéndonos cosquillas. Y nos encanta hacer manualidades para regalar a los demás. Así que nos sobra todo, excepto nuestra mutua compañía.

Si me quieres hacer “un regalo”, que no sea “a cambio de”. Que no sea a cambio de dedicarle a tu producto horas de mi tiempo y esfuerzo para redactar una valoración personal de 1.000 palabras, publicarla y compartirla con mis seguidores. Si me quieres hacer un regalo, házmelo y ya está. Seguramente te lo agradeceré públicamente a través de las redes y/o el blog porque, como dice mi abuela, es de bien nacidos ser agradecidos… pero no lo hagas pensando conseguir eso. Hazlo porque quieres apoyar el site y darnos ánimos e impulso para seguir creciendo.

En cambio, si lo que quieres es publicitarte en mi espacio, alcanzar a mi público objetivo, aprovechar de forma útil mis años de esfuerzo y captar la atención de mis seguidores, los que confían en mí, porque te doy buen rollo y crees que puede haber feeling entre mis contenidos y tu marca, entonces plantéame una propuesta seria. Porque soy blogger, no tonta. La publicidad se paga hasta en las páginas amarillas. Y no me des una respuesta del tipo “sólo pagamos a famosos o a revistas” porque son los únicos que ofrecen garantías de éxito en términos de alcance y repercusión.

Por favor, no me contestes eso que además de estar feo, me indigna mucho y me haces pasar un mal rato pensando si contestarte mal o no contestarte en absoluto. Si lo tienes tan claro, o estás tan limitado por las directrices de tu empresa, entonces dirígete directamente a ellos, a los famosos y a las revistas. No pierdas tu tiempo y deja que nosotros sigamos haciéndonos cosquillas y desafinando.

Si te gusto, precisamente yo, y yo soy el filtro entre tu marca y mi gente, tu marca me tiene que gustar primero a mí para que la recomiende. No sé… dime “qué bonitos ojos tienes” y pídeme el número de teléfono. Mi voz es muy dulce y agradable, no me tengas miedo. Seguro que la tuya está genial también. Llámame y charlamos… O escríbeme, como prefieras. Pero antes, apréndete mi nombre. Por lo menos.

Nuestra bonita relación… 

Las relaciones entre bloggers y marcas deberían estar siempre basadas en la honestidad. Yo sólo colaboro con marcas que me gustan, en las que confío y puedo recomendar. Creo que cualquier buen blogger hace lo mismo, porque lo principal para que tu blog tenga éxito es no buscarlo a costa de lo que sea. No dejar nunca de ser fiel a ti misma. No traicionar tus valores ni los de tus lectores. Yo prefiero perder un patrocinador que mil lectores. Porque de lo primero te recuperas. De lo segundo no.

Si con el tiempo he tenido que hacer una actualización para puntualizar determinados aspectos tras el uso de un artículo, la he hecho. Hasta ese punto llega mi compromiso con mi blog, con mis lectores, conmigo misma. Creo que en la vida, cuando una persona deja de gustarte tienes que dejar de quedar con ella. Así que nuestra relación, como las de las películas, será bonita o no será. Porque si no, ¿qué sentido tiene?

Ni trabajo gratis, ni me vendo

Suena contradictorio. Pero no lo es. Y es que a veces el problema no está en que la marca no valore tu trabajo, sino en que confía en que estarás dispuesta a presentar su producto y/o hablar bien de él si te pagan por ello. O mejor dicho: solo porque te pagan por ello. Pues no es así.

Las familias son un público sensible. Son el escudo protector del mayor tesoro que toda sociedad tiene: los niños. Así que yo no voy a recomendar un producto A SABIENDAS de que no es un buen artículo, de que no va en la onda del blog o de que cuesta un pastizal que las familias se pueden ahorrar porque no sirve para nada o porque sirve exactamente para lo mismo que otro muchísimo más barato. Porque aunque estés dispuesta a pagarme, querida marca… No me merece la pena el cargo de conciencia. 

Como patrocinador, eres necesario para que un blog de periodicidad diaria como éste se mantenga a lo largo del tiempo. Sin tu valiosa ayuda y tu respaldo, yo no podría dedicar media jornada de trabajo a esta actividad, por amor al arte. Por eso y por tus principios, tus valores, tu ilusión por tu marca, tu trabajo y tu filosofía yo te respeto. Por favor, respétame tú a mí también. Porque yo ni trabajo gratis, ni me vendo.

Te pongo un ejemplo (real): no me escribas para promocionar apps que “calman” al niño ellas solas si el bebé se despierta por la noche y llora. Porque yo duermo con mi hijo desde hace casi dos años y medio, y su padre y yo nos hemos levantado cada vez que ha tenido fiebre, dolor de tripita, una pesadilla o simplemente se ha desvelado. Esa es la madre que yo soy y una app no puede hacer mi trabajo ni saber qué necesita mi bebé porque… ¡Porque es una app, leches! El día que las madres puedan ser sustituidas por aplicaciones móviles habremos fracasado como sociedad, como civilización, como raza… Ese día llegará la extinción del ser humano. Yo no voy a contribuir a ello. No sé a ti, pero a mí me da un miedo que te cagas el fin del mundo. Y si tú no eres una máquina sin corazón ni cerebro no sé en qué narices estabas pensando al crear algo por el estilo… Mejor ni me contestes. Lo que sí sé es que ni conoces mi blog ni lo lees, porque de lo contrario no me habrías escrito nunca.

En otras ocasiones tu marca me encanta y tus productos son fantásticos, pero no tiene mucho sentido crear necesidades innecesarias metiendo con calzador artículos que no tienen nada que ver con la línea editorial del blog. Así que si eres una agencia de viajes, o una cadena de hoteles, no me regales una estancia de 2 noches en un resort para parejas sin niños. Mi familia está compuesta por 2 adultos y 3 mascotas. A los gatos no les gusta viajar, pero nuestra Golden Retriever va siempre que podemos con nosotros (mientras no tenga que subir a un tren o un avión, que lo pasa fatal). Y si somos ese tipo de personas que nunca deja atrás a su perro, a nuestro hijo ya ni te cuento.

Yo escojo a la marca, la marca no me escoge a mí

Esto me lleva de vuelta al tema principal: la honestidad. El contenido patrocinado es vital para que mi blog continúe creciendo. Pero claro, ni puedo estar siempre reseñando artículos de puericultura… ni todo es material susceptible de ser compartido.

Lo cierto es que no siempre me apetece hablar de mi vida ni de las decisiones que tomo como madre, mujer o persona. Por otra parte, si no lo hago mi contenido deja de ser personal, único y original. Y por lo tanto, carece de interés. Así que lo morrocotudo de todo esto es que hay que estar siempre buscando el equilibrio perfecto y haciendo malabares mientras fríes albóndigas. Difícil, ¿verdad?

Una forma de conseguirlo es apoyando a marcas que defienden valores como los míos. Me encanta poder probar sus artículos, usarlos en mi vida diaria y darlos a conocer porque de verdad son geniales. Me encanta poder escribir un post y darme cuenta de que en realidad lo hubiera escrito incluso aunque no me lo hubieran pedido si hubiera conocido antes la firma por mí misma.

Los artículos en la línea de maternidad y crianza que uso a diario con mi hijo me sirven para resaltar aspectos de la maternidad consciente y la crianza respetuosa que de otra forma me costaría ilustrar. Por ejemplo: qué tipo de juegos pedagógicos desarrollar con el peque o cómo fomentar su autonomía. A mí me encantan, me dan pie a enseñar cómo es mi vida cotidiana, ayudan a mi hijo a crecer sano y feliz, y sé que las lectoras agradecen que los comparta porque cuando los prueban me dan las gracias por habérselos enseñado. Y todo eso al final es muy satisfactorio, la verdad. Para todas las partes, además.

Soy una buena marca pero no tengo dinero: ¿nunca aceptas colaboraciones gratis?

Para empezar, el contenido principal de este blog versa sobre crianza y maternidad. Pero sí: como madre compro a diario artículos para mi hijo: desde una barra de pan hasta unos zapatos nuevos. Cuando me dan buen resultado y me súper encantan los recomiendo. Y soy tan bienintencionada que cuando no me dan buen resultado ni los menciono a no ser que una lectora me pregunte directamente por ellos. Por lo general, si tengo una mala experiencia, siempre y cuando no afecten a la integridad física, moral, la salud, la seguridad o el bienestar de mi hijo, lo dejo estar.

También he realizado infinidad de colaboraciones gratis (muchas más que las recompensadas económicamente), como muchas otras buenas mamás bloggers que conozco, a cambio solo del producto (para poderlo probar te lo tienen que enviar, claro está) o ni eso. Y desde mi blog enlazo a otros blogs y sitios de interés que yo misma sigo, sin preocuparme de que sean o no competencia directa. Porque son sitios guays que ofrecen buen contenido y si mis lectores conectan conmigo, también lo harán con ellos. La cultura de internet es la cultura del enlace. No hay que tenerle miedo al link externo. Más bien, éste enriquece y amplia nuestro contenido.

Y si eres mamá blogger y alguna vez me has escrito pidiéndome consejo, sabrás que siempre contesto. Al fin y al cabo, yo no voy a escribir tu blog por ti ni a elegir tus contenidos. No voy a gustar o a disgutar por ti. Eres tú la que te lo estás currando solita y no me debes nada porque te de un consejo. Los consejos son gratis. Ayudar es bonito. Soy de las que piensan que los vínculos nos unen y nos hacen más fuertes.

Cuando colaboro y ayudo a una marca gratis lo hago porque son proyectos solidarios, causas que me emocionan, sites que me gustan, artesanos locales, tiendas pequeñas o marcas nuevas detrás de las que hay una empresa familiar que empieza su proyecto con mucha ilusión. Yo he tenido tienda online y sé lo que cuesta levantar un e-commerce y darse a conocer. Cuando me enamora el proyecto y me gusta la idea, lo hago y ya está.

Cuando una marca se basa en los valores adecuados (como las jugueteras cuya producción es sostenible, los artículos infantiles ecológicos, los juguetes pedagógicos y respetuosos con los peques, las editoriales independientes que educan en igualdad a niños y niñas, los proyectos de crowdfunding que merecen la pena, etc.) y surge por los motivos correctos (muchas “pequeñas grandes marcas” infantiles surgen de las propias familias y sus necesidades de crianza) me apetece apoyarla.

A veces me equivoco, porque soy humana. Rectificar es de sabios, dicen. Por eso presto mucha atención a los comentarios de mis lectoras. Ellas son una auténtica mina de información. Entre ellas hay psicólogas, maestras, médicos, amas de casa con experiencia práctica en casi todo, pedagogas y hasta profesionales de la información. Les agradezco cada minuto de tiempo que pasan leyéndome y aún más cada palabra que me escriben para comunicarme sus impresiones. Todas ellas tienen una titulación común: son madres. Y la maternidad nos hace querer ser mejor personas, más infalibles, más rigurosas. Por eso las madres somos el público más exigente, y aunque yo paso tiempo documentándome, buscando fuentes fiables y probando por mí misma muchas cosas, si a veces sucede que meto la pata, ellas no me pasan ni una. Y muy bien que hacen. Les agradezco infinito cuando me abren nuevas líneas de investigación. Gracias a una de ellas hoy mi hijo viaja en el coche a contramarcha.

Tampoco merece mucho la pena entretenerse mucho más en esto. A veces, sencillamente, me llamas por ni nombre, me miras a los ojos… Y me gustas. 

Querida marca, lo que NO voy a hacer por ti:

Mi blog es mi casa y, de la misma manera que no cualquiera tiene cabida en mi hogar, tampoco le abro las puertas del blog a cualquier patrocinador. No todo vale. Escojo productos y marcas respetuosas con la infancia y la maternidad, cuya filosofía y valores coincidan con los míos y siempre y cuando el contenido, aunque patrocinado, sea de interés para mis lectoras.

En este sentido, mi opinión siempre es sincera y nuestras recomendaciones se basan en mi propia experiencia personal y en mi propio criterio. No acepto que me impongan conclusiones ni copio y pego notas de prensa (por favor, querida marca: no me envíes notas de prensa porque irán directamente a la carpeta de spam). Tampoco admito correcciones de estilo en mis textos (ni ninguna otra que no se refiera a la exactitud de los datos, a decir verdad).

Soy madre, quiero lo mejor para mi hijo y mi familia. De la misma forma, no sería capaz de recomendar a otros papis un producto que desconozco, que no haya probado antes o que no me convenza. Si recomiendo un artículo tengo que estar completamente satisfecha con él. Si, desde mi punto de vista, tiene sus más y sus menos, así lo transmitiré.

Generalmente, a estas alturas la criba ya está hecha. Porque si has seguido leyendo muy probablemente tu propuesta me súper encante y puede que hasta ya conozca tu marca, la usemos en casa o haya oído hablar de ella y me apetezca mucho probarla.

Pero… Puede suceder que no me guste. A estas alturas no parece probable, pero ¡oye, es una posibilidad! ¿O no? Si esto pasa, como en cualquier relación de pareja, tú y yo solo tenemos una opción válida: olvidarnos mutuamente de que existimos y seguir nuestros caminos por separado, de buen rollo y sin exigirnos nada a cambio (así en plan “tan amigos”), pensando que tal vez podamos conectar en un futuro…

Por lo general, prefiero recomendar artículos útiles y valiosos que perjudicar a nadie con juicios de valor que podrían no coincidir con los de otros papás consumidores o usuarios. Al fin y al cabo, ¡cada familia es un mundo! Siempre que el artículo en cuestión no haya afectado a la salud, la seguridad o el bienestar de mi familia, yo prefiero no publicar comentarios negativos. Si se trataba de un patrocinio acordado, no lo cobraré y tú serás libre de mandar un mensajero para recuperar el producto. Así yo no gano nada. Y tú no pierdes nada tampoco. 🙂

Creo que este punto ha quedado claro: lo que NUNCA voy a hacer por ti es mentir. Por respeto a mis lectoras, sí. Pero también por respeto a mí misma, a la persona que soy y a la que quiero ser, a mi familia y a mi hijo, que cree que soy la mejor persona y la tía más guay del planeta (entre tú y yo: no lo soy. Soy humana y altamente imperfecta, pero me gusta pensar que si intento con fuerza ser mejor cada día quizás eso valga para que siga confiando en mí toda su vida).

La entrada Querida marca: soy una mamá blogger y esto es lo que NUNCA voy a hacer por ti aparece primero en Una Mamá Novata.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 1106

Trending Articles