La autora de las declaraciones es Maddi Wright, una madre australiana conocida por participar en el concurso House Rules, donde los participantes tienen que reformar sus casas para someterlas a votación y optar al pago de la hipoteca de su hogar como premio. Su “Ojalá nunca hubiera dado el pecho a mi bebé” ya provocado un más que intenso debate en Instagram.
I wish I never breastfed my baby (“Ojalá nunca hubiera dado el pecho a mi bebé”)
Tres semanas después de dejar de amamantar a mi hijo de cuatro meses soy una persona completamente distinta. Soy mejor madre y mejor esposa. Tengo más energía. En algunos momentos echo de menos un poco al pequeño, cuando no está cerca de mí. Pero tengo más tiempo para mi otro hijo. Soy más cariñosa con mi marido. No temo salir a la calle. Disfruto de mi ropa de nuevo porque no goteo por todas partes ni tengo que usar incómodos sujetadores de lactancia.
Ahora soy capaz de salir de casa sin sentir ansiedad. Puedo ir al gimnasio otra vez. Sé que voy a recibir un montón de comentarios negativos por este post, pero creo que es muy importante para las madres saber que tienen opciones. Hay muchísimas maneras diferentes de ser madre. Pero lo que muchas mamás olvidan es que la MAMÁ TAMBIÉN TIENE QUE SER FELIZ.
Su post acumula más de 3.290 “Me gusta” y ha provocado un aluvión de 460 comentarios. Entre ellos hay defensores del derecho a la libertad de cada madre de decir y hacer lo que ella quiera, por supuesto. Y también duras críticas a su persona y acusaciones que la tachan de mujer superficial, de preocuparse más por su su aspecto físico, que de la salud y el bienestar de su bebé.
En la cara opuesta, la lactancia prolongada: cuando dar el pecho sí hace feliz
Diego y yo llevamos 23 meses de lactancia materna, así que conozco la cara y la cruz de dar el pecho. Es sacrificado y en ocasiones, si tienes un bebé de alta demanda como el nuestro, puede llegar a esclavizar bastante. Sin embargo, personalmente no comparto el punto de vista de esta mamá.
A mí dar el pecho sí que me hace feliz. Bastante más que usar determinado tipo de ropa. Y desde luego, no me genera nada de ansiedad salir a la calle. Doy el pecho con naturalidad en cualquier circunstancia, lugar u ocasión. Y me enorgullece haber sido capaz de mantener una lactancia materna prolongada. Cuando Diego y yo rebasamos los 12 meses de lactancia materna juntos, ¡lo celebramos por todo lo alto!
Ahora que vamos camino de los 2 años, no me arrepiento ni un sólo momento de haber elegido la mejor opción posible para los dos.
Y es que es una de las pocas certezas absolutas de la maternidad: la leche materna es el mejor alimento para el bebé. Y no sólo eso, sino que es mucho más que un nutriente. Dedicarle tu tiempo, tu atención, tu cariño, el contacto piel con piel… Diego, por el momento es hijo único, así que puedo dedicarle toda mi atención. Mi marido es un ser humano adulto y perfectamente capaz de entender que la infancia de un niño no dura eternamente. Es el padre de mi hijo, así que también quiere lo mejor para él.
No entiendo como amamantar a tu bebé puede no hacerle sentir feliz a una madre. Me causa tristeza pensar que pueda ser así. No obstante, no entender no significa no respetar. Y en algo sí que estoy de acuerdo con esta mamá: Hay muchísimas maneras diferentes de ser madre. Y yo no me canso de decir que, al fin y al cabo, la maternidad hay que disfrutarla. Lo contrario no tiene sentido.
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